lunes, 27 de julio de 2009

Estas malditas paredes

Estas malditas paredes, las mismas blancas y ruines de siempre, tintadas en nicotina y forjadas de dolor. Ante ellas han transcurrido los últimos cinco años de esta vida ordinaria. Interminables noches intelectuales, algunos romances, los primeros pasos de mi hijo (Lo más importante), las agonías, desilusiones, un hogar que quedo en el recuerdo y yo, ahora, simplemente lo que queda de mí.

Observo las viejas maderas del techo, como si allí residiera Dios, buscando respuestas a preguntas que aun no me he hecho e implorando un punto final, un renacer… PIEDAD. Mi mente es lo mas parecido ya a una maquina desgastada, no puedo evitar pensar y cada ilusión es como aceite para sus engranajes, mas cada puñal, la oxida, la arruina… me consume.

Y he aquí que entre tantas cosas, fuera de mis pensamientos, me encuentro con estas líneas, que formasen lo que podría llamar “Mi primer poema de la adolescencia”.

¿LA HIJA DEL DIABLO?

Se hace pálido el rostro
Bajo la luz del nocturno;
El manto oscuro del cielo
Se enreda en sus cabellos;
Desde lo profundo de la tierra
Yace perdida la mirada;
Si yo no la conociera
¡Podría jurar que he visto un ángel!

Entre las manos entreteje
Un conjuro romancero
Que se eleva con la brisa
Esfumándose en el viento
“¿Cuándo llegaras a mi?”
se pregunta en silencio;
enjugándose los ojos
en el propio menosprecio.

Cayendo con la luna
Su cuerpo en el sopor de un sueño
Se remonta en alas mustias
Hacia su ideal de lo eterno
Le sonríe a las estrellas
Bailando al compás de su brillo
Aferrándose a la gloria
Que terrenalmente ha perdido.

Un grito se ahoga
En el palpitar de su pecho
Cuando unas manos celestiales
Estrechan su frágil cuerpo
“Hija mía, tu ya te alejaste del cielo”
balbucea tristemente
apartándola de aquel reino
“Las garras oscuras
te han precipitado al infierno”


Haciéndose a su lecho
Se eleva en calma angustiosa
Erguida de pavor
Tras el sabor amargo de la derrota
Princesa de un imperio
Enterrado entre las sombras;
¿De que le vale el poder,
si en paz su alma no reposa?

Sosteniéndose de pie
Invoca en sagrado ritual
A quien fuera su karma
La sarcástica parca
“El amor me han rehusado
abismando la agonía
como ley irrefutable;
oprimiendo mis sentidos
he experimentado mi existencia
maldito instinto hecho condena
hoy ¡Me arranco tus cadenas!”

Hirviente la sangre
Brota por el pecho malherido
De daga fiel apuñalada con fervor,
Se tiñe de rojos vivaces
Aquella piel blanca,
Que fría e inerte
Anuncia en festejo el final del averno.

Mis ojos se llenan de belleza estridente
Inundado el firmamento de fugaces estrellas
He sabido de un alma
Que risueña y pacifica
Se acurruca en el regazo de su anhelo infinito
Y puedo jurar que he visto un ángel
Aun así todos crean que ella fuese
La que reina en las tinieblas.


Me pregunto quizás, en que estado me encontraba al escribir lo que han leído, no podría asegurarlo, pero no mucho mejor que ahora. Aunque si pudiera haber visto en ese entonces, lo que me deparaba el destino, creo que hubiese vivido con mas alegría, sin embargo, mi ser se ha hecho mas amargo y marchito con el paso del tiempo.

Aun así, sigo insistiendo, continúo erguida, como un caballero de las cruzadas que aun habiendo recibido una estocada mortal, montado en su corcel alza su frente y arremete feroz, por honor, por valor… por su vida, ¡POR AMOR! Y que me digan demente, no pienso amainar el plumaje sin antes haber dejado hasta mi último aliento en la arena; no rodara por el polvo mi cabeza (Almafuerte) sin antes rozar el cielo con la palma de mis manos y que allí la muerte no me encuentre vacía, mas satisfecha y sonriente.

Renacer… en la agonía de mi suerte… Algo que he escuchado por ahí… cientos de veces… “LO QUE NO NOS MATA, NOS FORTALECE”

Y abriré esa puerta sin temor, sentiré su estrépito tras de mi, caminare sin voltear, en tanto las paredes se estremezcan y sucumban.

He de olvidar para sanar… intentar para vivir…

sábado, 25 de julio de 2009

Antónimo

Silencioso el canto, se eleva a los cielos
Voces que hacia el alba hacen eco en el viento,
Mustios rostros que agonizan con el tiempo,
Tenuemente palpita el corazón de quien no vive.

Suspiro brevemente el aire de tristeza,
Remontando al letargo los sueños perdidos,
Reviviendo en la ignorancia los recuerdos del olvido,
Ahoga la congoja de ausencias mi pecho.

Un esclavo más entre millones
En la heroica monotonía de seguir viviendo,
Irónico abordaje del maldito destino,
Inútil se desvanece la esencia del hombre.

Grises los cielos cobijan mis pasos,
Profetas errantes en el infinito los astros,
Eterno aquel que crea y destruye,
Veo cosecharse marchita la voz de la esperanza.

Solo deseo la luz en medio de las sombras,
Ruego por la paz en el seno de la Apocalipsis,
Imploro perdón en la escena del pecado,
Busco a Dios, quemándose mis pies en el fuego del infierno.

26/12/05

Amanecer de un sepulcro

He despertado con la calidez del sol sobre mi rostro
Me he arriesgado a vivir un nuevo día
Sin sentido tal vez o quizás valga la pena
Pero no dudo que este amanecer este lleno de agonías.

No pierdo la concepción de que la vida es algo inútil
Pues si al menos uno piensa, por cada vida hay una muerte
Y una vez nacidos vivimos muriendo
Sufriendo y preguntándonos cuando llegara el fin.

Hoy es uno de esos tantos días pesimistas
El cielo es azul pero en mis ojos negro
El cuarto se llena de luz
Mas sobre mi una gran sombra.

Y siento urgencia de llorar
Pero todo indica que no vale la pena
De que me sirven las lagrimas que hacen condena?
Si puedo ser feliz exiliando mis memorias.

Amar, una palabra tan bella como marchita
Abrimos a este mundo los ojos rodeados de amor
Y los cerramos espantados de tanta mentira
Putrefactos de odio fertilizamos la tierra.

Profetas nuestros padres de la sinceridad mutua
Vivimos una verdad absurda
Luchamos por la realidad que creemos justa
Perdiendo la guerra ante el más minúsculo engaño.

Y he despertado ahogada de verdades
Simplemente para encontrar que nadie cree lo que digo
No vale la pena estar vivos
Si vivir significa, morir sufriendo.

NB: Año 2004

There must be a way out of this sadness...

Aunque el tiempo sigue sucediéndose y la experiencia comienza a pesar en mí, así como los años que poco a poco van marcando mi piel y mis rasgos, aun suelo cometer errores que simplemente puedo explicar como fatales para mi espíritu. Más de una vez me dije “NO DEBO”, pero termine dejándome llevar por la corriente hacia los caminos que bien advertían “NO ENTRE” o “PELIGRO USTED PUEDE DESILUCIONARSE”.

Así fue que perdí la inocencia y comencé a conocer el dolor; como el vagabundo que espera caridad y recibe una patada del transeúnte. Me arrodille ante deidades creadas por mi y rogué compasión, pero solo en mi mente residía la perfección de aquellas personas, eran tan humanas como yo y tanto menos sensibles que una piedra.

Comprendí que la maldad puede habitar hasta en los ojos mas dulces, que las personas engañan y pueden comportarse como aves de rapiña para conseguir un objetivo. Pero después, las sobras a los buitres, entes aun mas despreciables que los anteriores, de esos que uno se encuentra cuando esta abatido y nos venden dosis de felicidad cual droga, para luego abandonarnos y pretender jamás habernos conocido.

Toda esta lacra que nos rodea, nos absorbe la vida como una “Cuscuta”, nos transforma y hasta casi podría decir que nos corrompe. Hoy al mirarme al espejo pude advertir en mí a una cuasi extraña; la niña había muerto y la mujer era el resultado de noches desgarradoras de llanto, del uso y abuso por parte de gente mal elegida y de las ilusiones frustradas por intentar forzar situaciones imposibles.

Recorrí las viejas calles ahogando el silencio con una melodía aun mas triste que el gris con el que se teñían los edificios, sentí cierta melancolía por los días de sol, de libertad y pseudo felicidad, cuando nada importaba excepto el momento. Me vi caminar por la otra vereda, con el cabello largo y al viento, completamente exenta de tabúes, la piel fresca e inmaculada, la frente en alto y una sonrisa que por poco ya he olvidado. Permanecí allí, en trance, admirando esa figura como si fuese ajena y recordé pasajes de esa vida, cual si fuese un libro al que hubiese titulado “ADORMECIDA BAJO EL ÁRBOL DEL BIEN Y EL MAL”, cuyo capitulo final implicaría mi metamorfosis a lo que hoy soy, luego de despertar de un largo y placentero sueño para encontrar frente a mi aquel fruto que al degustarlo me diese a conocer la cara oculta del paraíso.

Pero a pesar de todo lo padecido, las injusticias, el dolor, la indiferencia, los abusos, incontables abandonos y viles mentiras, sigo aquí de pie, intentando ser mejor, sin rencor, mirando hacia un futuro con un dejo de temor, pero impaciente por llegar a el.

Y el AMOR, gran debilidad, hago a un lado los jirones que ha dejado de mi alma y me dejo sumergir en sus aguas cálidas y a su vez turbulentas, a el me entrego como una sierva. Puede que un día, el menos pensado, en medio de ese océano de pasiones y ternura, encuentre al fin el rostro de quien desde el vientre he amado sin siquiera saber de su existencia.